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Toxicidad en la comunidad gamer, un problema que crece y que puede traer problemas por pensamientos diferentes, incluso, formas de jugar.
Y tú, ¿qué tan tóxico eres en la comunidad gamer? La comunidad gamer es demasiado grande, tal vez más de lo que podemos imaginar. Cada juego, cada género, incluso, cada personaje tiene grupos que los siguen fervientemente.
Por otro lado el modo online, la competitividad y las habilidades de los jugadores a un nivel profesional ya son requisitos para ser parte de las elites de los videojuegos y los videojugadores.
De esta forma, tenemos a los grandes gamers con una cantidad sorprendente de personas viéndolos hacer sus strems o compitiendo en las grandes arenas y muchos de sus seguidores queriendo ser como ellos, calcando estilos, posturas, opiniones y formas de juego e ideologías sobre los contenidos de juegos.
Justo en ese punto, de querer ser parte de los mejores o encaminarse hacia allá, encontramos la obsesión de jugadores por querer ganar, sea como sea, para poder ser como sus ídolos gamers.
La obsesión por ser el mejor nos lleva por caminos obscuros que de primera mano no vemos y donde podemos caer por varias razones, por ejemplo:
- Búsqueda de atención por falta de la misma.
- Volverse una adicción al estar jugando o querer ganar.
- Por no tolerar la frustración de perder.
- Desear el reconocimiento.
- Querer ser famoso.
Esas son razones que parecen colocarnos ante una obsesión por querer ser como alguien más, como el ídolo que se sigue.
Aunque estos comportamientos no se encuentran comúnmente en los gamers profesionales, sí los vemos en muchos de sus seguidores, sean niños, adolescentes, jóvenes o incluso adultos.
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La toxicidad se detona en cualquier sector
Jugar mal o ser “el manco”, ser nuevo en la comunidad y no saber los cánones, pedir ayuda cuando se complica algún nivel o simplemente jugar para divertirte sin importar ganar o perder será signo de debilidad para algunos miembros de la comunidad, explotando una toxicidad en las comunidades gamer.
Toxicidad que no sólo se queda en los insultos mientras juegas tus partidas, sino que llega incluso a peleas o amenazas.
Así tenemos a jugadores que entran el juego del odio, que ya no es un juego virtual y hacen lo que sea para destruir otras formas de ver y entender los juegos.
Si no piensas como él o ella estás equivocado, si no tienes su aprobación no eres bueno y si en las partidas no eres tan bueno –como ellos te consideran– serás parte de una partida llena de groserías, insultos, burlas, trampas, gritos y amenazas que dejarán de hacer divertido una actividad que en principio cumplía el objetivo de divertir.
Ahora no solo juegas contra los oponentes, el lag, la mala conexión o la pausa a la partida para ir por las tortillas, sino que aumentas a los tóxicos de la comunidad donde quieras jugar.
Y tú, ¿qué tan tóxico eres en la comunidad gamer? ¿Alguna vez te paraste a pensar que la toxicidad en la comunidad va desgastando las relaciones que creas con otros jugadores o sólo ya la aceptaste como parte de tal comunidad normalizándola?
Por: Jorge Daimon